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UN NUEVO DIA PARA RECORDAR AL MAESTRO DEL HUMOR,ALBERTO OLMEDO:

Mañana se cumplirán 54 años del debut de "El Negro" en la televisión argentina. En exclusivo para Infobae.com, el homenaje de un escritor que lo conoció
Adrián Dottori, especial para Infobae.com (Columnista invitado)
El 5 de marzo de 1988 caminaba por la Rambla, en Mar del Plata, y al pasar por el Edificio Maral 39, en ese diminuto cantero, advertí que reposaba sin vida el cuerpo del más grande humorista argentino de todos los tiempos. Su cuerpo estaba intacto y hasta esbozaba una ligera sonrisa. Se iba un grande de verdad, un genio de la improvisación, el inventor del chivo argentino y quizá el actor argentino más querido por todos: el genial "Negro" Olmedo, alguien que dejó un espacio que nadie podrá llenar (quien tal vez más se le parece, aunque con otro estilo, es Guillermo Francella).Mañana se cumplen 54 años desde que "El Negro" llegó desde su Rosario natal a Buenos Aires para debutar en el Canal 7 como switcher en el programa La Troupe de TV. A modo de homenaje perpetuo quise escribirle con la tinta de mi corazón este homenaje al gran transgresor, al inmenso genio inimitable del humor.Para el padre del humor, para el príncipe de la risaMarzo, casi fin de temporada teatral. Un día gris, cargado de malos presagios, anunciaba las malas nuevas en los noticieros matutinos y paralizaban nuestras vidas y llenaban de nubarrones de luto a la ciudad más feliz del mundo. Mar del Plata estaba herida ante el hielo sórdido y letal de la noticia. "La Feliz" se llenaba de tristeza, melancolía, angustia y soledad; los ángeles lloraban, el rey del humor nadó al vacío. Genio del aire, la tierra y los cielos pelean por Él. Cae el cuerpo al polvo y el alma flota sobre una alfombra de nubes doradas, el Mano Santa pende de una estrella fugaz, camino al cielo…El Capitán Piluso eligió partir frente al mar como un barco a la deriva en busca de su inseparable compañero de aventuras Coquito, dejándonos con el alma rajada, desnuda, y nuestra mirada nublada con lágrimas de viejas sonrisas.Yo, como todos, gritando en el silencio, quería detener el tiempo, cambiar el destino, darte alas. Pero se apagó la luz, enfermó el humor y oscureció la fantasía. Quizá te empujó el hastío, quizá tu loco ir y venir: lo cierto es que tenías una cita con Dios y el pájaro del humor y los sueños voló a un paraíso celestial. Un comité de personajes ilustres te espera para cambiar anécdotas: Fidel, Dringue, Biondi, "El Negro" Barnieri, "Pepitito" Marrone, Minguito y muchos más que entendieron que el humor es el mejor remedio del alma.Estás en cada parte, en cada flor, en cada teatro, en cada letra volcada de humor. No podremos olvidarte ni siquiera un instante y aunque lloro o no lloro, lo real es que te añoro, genio iluminado y eterno, loco de atar, maestro de maestros, rey sin corona, amigo verdadero, señor de muchos caminos, príncipe de la risa, padre de la alegría, hermano de la tristeza, esencia desconocida, mágico perfume. No hay palabras para describir tu genialidad y tu grandeza.Ya quedaron atrás Rucucu, "El Gordo" Porcel, Moria, Susana, Álvarez y Borges, tu querido Rosario, tu Santa Fe natal y un grupo de buenos actores y mujeres hermosas que te rodearon y admiraron. Te imagino corriendo junto a tu hijo tras las ninfas que en la frescura de la noche juegan desnudas. Sé que tu espíritu libre nos hará sentir tu permanente presencia.Es muy fácil improvisar un poema o un escrito inspirándose en tu grandeza, nadie nunca ocupará tu pedestal, y aunque muchos traten de imitarte, jamás lograrán igualarte porque hay un solo "Negro" Olmedo; el gran improvisador, el niño grande, el grande niño, esa mezcla de genio y hombre común que muy pocos alcanzan: vos, Diego y Nicolino, tres glorias, tres elegidos, tres maestros, tres profetas de nuestra tierra.Pintaría tu figura con la luz del arco iris, pero esta historia no tiene un final feliz. El dolor muerde el corazón, te fuiste como el agua escapa de entre las manos, muere el hombre y, como el Ave Fénix, renace el mito. Quiero fingir la realidad y quedarme en otra página, con el deseo de pensar que el genio del humor duerme en el fondo del corazón de cada argentino. Tengo un repetido sueño que, ansío, se convierta en realidad: y es que cualquier día de estos, sentado frente al televisor, aparezcas y digas "no vaya a tocar botón".Dedicado a Alberto Olmedo, con mucho cariño y profunda admiración.El autor es escritor y conoció a Alberto Olmedo en vida. Además, publicó una biografía de Nicolino Loche titulada La Leyenda Intocable y el libro Un cacho de Mendoza. Mail de contacto: maestrosdelhumor@yahoo.com.ar.


Si querés saber más sobre el "negro" Olmedo entrá en : www.olmedoalberto.blogspot.com

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