LEONARDO SIMONS. |
Era uno de los conductores más populares y más admirados de los medios argentinos, con una carrera que había comenzado a fines de la década del 60 y que por casi treinta años brilló al frente de ciclos como Música en libertad, Sábados de la bondad, Finalísima y Ta Te Show, su último gran éxito. Hasta que el martes 15 de octubre de 1996 dijo "Basta".
De inmediato, la noticia conmocionó al medio artístico y al público, quienes, sorprendidos por el trágico final del animador, siempre sonriente y de gran humor en sus programas, se preguntaban sobre lo que había ocurrido. Durante las primeras horas todo fue especulación. Hasta que, de a poco, se pudieron reconstruir las últimas semanas en la vida de Simons y se pudo armar una suerte de rompecabezas. Ocurrió que, mientras se daba curso a una investigación judicial por la muerte del conductor, se encontraron tres cartas que Simons había escrito a sus allegados poco antes de quitarse la vida. "Mi bocho explotó", escribió en una de ellas, entre otras conmovedoras palabras dirigidas a sus seres queridos, según reconstruyó el diario Crónica en su edición del 24 de octubre de 1996.
Fue justamente en agosto de ese año que un explosivo escándalo mediático involucró al entonces juez en lo civil Carlos Wowe –hermano del animador, que en realidad se llamaba Simón Leonardo Wowe pero adoptó el apellido Simons para su nombre artístico–, y llegó a las primeras planas de todos los diarios. Según trascendió por esos días, el entonces magistrado le había pedido un soborno al periodista Bernardo Neustadt, mediante una charla con otro juez. El conductor de Tiempo nuevo había recibido una demanda del empresario Franco Macri, padre del actual Presidente, quien le reclamaba 5 millones de pesos (entonces equivalentes a 5 millones de dólares) en una causa por "daños y perjuicios", debido a declaraciones de Neustadt en un programa radial que conducía.
Se trató de uno de los escándalos mediáticos más intensos –se llegaron a filtrar audios telefónicos de Wowe–, hasta que el juez fue detenido.
Según revelaron después allegados a Simons, el ruido de todo eso fue una vergüenza que el conductor no pudo asimilar y que lo afectó notablemente. De hecho, tiempo después de la muerte de Simons, Neustadt reveló que el conductor le había pedido disculpas por aquel episodio; se encontraba avergonzado por el accionar de su hermano.
En septiembre de aquel año la popular sección La Pavada, del diario Crónica, dio cuenta de aquello con un pequeño texto con su particular estilo, en el que reveló: "Situación de extrema tensión que sufrió los últimos tiempos Leonardo Simons ha hecho mella en su salud. Tal como es público, hermano suyo, ex juez nacional, se encuentra detenido por delitos varios, situación que le provocó cuadro de estrés".
Los días continuaban y el ánimo de Simons se veía cada vez más deteriorado. Sin embargo continuó, como pudo y con su estilo inigualable, al frente de la conducción del recordado programa de entretenimientos Ta Te Show, por la pantalla de Telefe. El sábado 12 de octubre fue su último programa y el martes siguiente, cerca de las 10 de la mañana, decidió quitarse la vida, en un hecho que conmovió a los argentinos por la notoriedad de la figura del conductor –era uno de los más populares del momento– y por el modo en que fueron sucediendo los trágicos hechos.
Las últimas horas
Hace pocas semanas Barbie Simons, la hija menor del animador, recordó en el programa Podemos Hablar cómo fueron los últimos días de su padre, en una conmovedora entrevista. Contó que ella tenía 15 años y cursaba el colegio secundario. "Mi viejo entró en una depresión los últimos 15 días. No era mi papá, el de siempre: carismático, divertido, que le gustaba ir a trabajar. Estaba medicado. Fue un cambio brutal para mí -narró Barbie-. Me acuerdo que fue un martes. El día anterior mi papá me abrazó muy fuerte, pero muy fuerte, como nunca me había abrazado en su vida…".
"Ese martes voy al colegio y en el primer recreo me dio la sensación de querer llamar a mi viejo. De querer decirle algo. Me quedé con ese abrazo del día anterior. Y no lo hice. Y al rato, como a las 10 y media, viene la directora, me llevan a mi casa. En el taxi yo ya sabía que algo había pasado, sin que me lo digan. Siempre me quedé con esa sensación de qué hubiera sido si yo lo hubiera llamado a su celular y le hubiera dicho: 'Te amo, papá, acá estoy', quizá la historia hubiese sido distinta, no lo sé", concluyó entre lágrimas.
Un chico de barrio
Leonardo Simons nació el 1 de septiembre de 1947. De origen humilde, creció en el barrio porteño de Villa Crespo y debió salir a trabajar desde pequeño. Según contó en más de una entrevista, fue vendedor ambulante a los 11 años, mientras iba a la primaria. Mientras tanto, cada vez que aparecía alguna ocasión no dudaba en ponerse al micrófono para animar las fiestas escolares y del Club Hebraica que solía frecuentar.
Luego de cursar el secundario en el industrial Otto Krause, optó por anotarse en la Facultad de Ingeniería y en el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER), lugar de donde se recibió, en 1968. Desde aquel año, su carrera fue imparable. Primero fue en Canal 13, con ciclos como Feria de la alegría y La campana de cristal. Luego, y por más de veinte años, sería una de las figuras más importantes del Canal 9 dirigido por Alejandro Romay.
De estilo formal, siempre de traje, peinado impecable y muy elegante, Simons le dio, a lo largo de su carrera, una gran importancia a su imagen. "Entiendo que en la televisión, y más si se trata de shows, la ropa juega un papel muy importante, tiene que ver con la iluminación, con la escenografía, con el contenido del ciclo. El hecho de no vestirse del modo correcto es, a mi juicio, una falta de respeto al público", afirmó Simons en una entrevista con la revista TeleClic, en 1991.
El legado familiar
Leonardo Simons se casó dos veces. La primera fue con Alicia Gorbato, madre de sus hijas Vanesa y Bárbara, y la segunda con Ruth Kisielmnicki, con quien vivió hasta sus últimos días.
"Ya a mis 13 o 14 años tenía muy en claro que quería seguir sus pasos. Me fascinaban la televisión y la radio, y de hecho iba y lo acompañaba -le cuenta Barbie Simons a Teleshow, a pocos días de cumplirse un nuevo aniversario de la muerte de su padre-. Pero él me decía: 'Tenés que formarte'. Y fue lo que hice: me mudé a Miami, fui a la universidad. Me fui para allá sin ser hija de nadie, emigré a una ciudad totalmente ajena a nuestra cultura y me preparé".
"Empecé como pasante en una radio y la radio terminó contratándome. Después quedé al frente de un programa que fue de los más exitosos de Miami para el público latino. Mi carrera la hice allá hasta que dije 'Quiero volver'. Y acá fue un empezar otra vez desde cero. Siento que mi viejo estaría muy orgulloso de verme ahora".
"Obviamente esta es una fecha que preferiría no recordar nunca en mi vida: no deja de ser el día en que lo perdí. Entonces, es muy duro para mí y me pega mal. Yo prefiero recordarlo los días de su cumpleaños. Ahí le prendo una velita y con mi hermana le cantamos el 'Feliz cumpleaños'. Y con la llegada de Oliver, mi sobrino que ya tiene cinco años, todavía más. Él todo el tiempo pregunta por su abuelo Leonardo y quiere ver fotos de él. Prefiero siempre que esté latente en mi corazón y en mi pensamiento en fechas lindas que recuerdo de una manera especial junto con él", agrega la joven presentadora.
"Todos los días de mi vida pienso en él. ¿Cuántas veces al día uno ve la pantalla de su teléfono? Mi wallpaper es una foto mía con mi papá. O sea, es imposible para mí no recordarlo. Lo tengo presente siempre. Para mí es muy importante, es mi motor. Incluso en los momentos en los que estoy bajoneada veo la foto y me impulsa a seguir adelante y no bajar los brazos".
Sobre el contacto que Simons tuvo y sigue teniendo con el público, Barbie concluye: "A mí me impresiona que en las redes sociales, especialmente en Instagram, cada vez que subo una entrevista de las que hago con alguna estrella de afuera, nunca falta el comentario de alguien que me dice: '¡Qué lindo que sigas los pasos de tu papá!'. Fue un padre maravilloso. Y lo volvería a elegir una y mil veces".
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