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A 10 AÑOS DE LA MUERTE DE "TITO" LECTOURE.

TITO LECTOURE.
El recuerdo en el décimo aniversario del fallecimiento de Juan Carlos Tito Lectoure, promotor del Luna Park y manager emblemático de los más importantes campeones del boxeo argentino, aflora hoy de un modo especial y nostálgico, como lo fueron aquellos tiempos que lo consagraron como uno de los referentes máximos del pugilismo continental.
Lectoure asoció a la perfección dos factores decisivos para el éxito en su gestión: la pasión y el conocimiento. Hizo de ello una fórmula ideal y demostró que, más allá de un gran negocio, el boxeo puede ser también un gran deporte.
Nacido el 10 de junio de 1936 en la Ciudad de Buenos Aires, se vinculó laboralmente con el Luna Park -fundado por su tío Pepe Lectoure y por Ismael Pace- a los 17 años y fue escalando puestos laborales hasta llegar a la dirección del mítico estadio junto a su tía, Ernestina de Lectoure, propietaria del recinto de Corrientes y Bouchard.
Gran amigo de sus amigos y gran enemigo de sus enemigos, Tito se mostró siempre sin misterios. Abierto, para ayudar a aquellos laboriosos luchadores que en todo orden de la vida quisieron superarse mediante el trabajo y el talento. Cerrado, para los que con base en la ventaja, la conveniencia pasatista y la especulación comercial quisieron "ponerse a su lado".
Comprendió que los códigos del viejo boxeo de sus tiempos comenzaban a esfumarse con una serie de cambios asombrosos -de gente y de reglas- que lo convertirían en una actividad distinta a la que conoció en sus inicios. Decidió retirarse en 1991, cuatro años después de aquel trágico anuncio que sentenciaba el final de las actividades boxísticas en el Luna Park mientras él viviese.
Resultaría tedioso recordar a sus campeones mundiales, con Horacio Accavallo, Nicolino Locche, Carlos Monzón, Víctor Emilio Galíndez y Miguel Ángel Castellini en su lista de favoritos. Los campeones de "blanco y negro", los que convertían en hazaña nacional el logro de una corona.
El 10 de junio de 2000 ingresó en el Hall de la Fama del Boxeo, en Canastota, Nueva York. Cumplía 64 años y declaraba a sus amigos que sentía vivir el día mas felíz de su vida (ver aparte). A partir de entonces, se acentuaron sus problemas cardíacos, que terminarían con su vida dos años después.
La imagen de Lectoure sigue intacta en el latir del Luna Park. Cada show de hoy pujará con un recuerdo de alguna marquesina del ayer, en la que su figura formaba parte de la escena.
La responsabilidad, el cuidado de todos los detalles, el respeto a sus representados y al público definieron su identidad personal y profesional. Fue un hombre que supo imponer a su manera -pocos libros y mucha calle- los valores esenciales para transitar la vida con la frente bien alta, creyendo en su obra y en los principios que pregonó en sus 65 años de vida.

Diez conceptos que marcaron el sentir y la personalidad de Lectoure


  • "El gran campeón norteamericano Archie Moore fue el primer hombre que se preocupó para que la familia Lectoure retomase el manejo del Luna Park, en tiempos de dominio de la familia Pace, muy cercana al gobierno de Perón".


  • "El artista que más transpiró la camiseta en un show en el Luna Park fue el cantante español Raphael".


  • "Luis Ángel Firpo, El Toro Salvaje de las Pampas, despertaba curiosidad consular en políticos importantes que visitaban Argentina y querían conocerlo".


  • "Nicolás Preziosa, un viejo hombre del Luna Park, fue mi primer gran consejero. Me decía: «Hay que estar atento hasta última hora y desconfiar de todo hasta un segundo antes del comienzo de una pelea»".


  • "Los grandes promotores Bob Arum y Rodolfo Sabbatini fueron mis grandes socios en los inicios de Top Rank. Pero a la hora de sus conveniencias me traicionaron en aquella frustrada pelea de Víctor Galíndez con Mike Rossman".


  • "Nicolino Locche fue el gran ídolo del boxeo argentino. La gente le perdonó todo. A veces subía al ring en condiciones impresentables. Mi ídolo fue el pesado cordobés César Brión. Él potenció mi amor por el boxeo".


  • "Como local en el Luna Park, el mendocino Hugo Corro le habría ganado a Marvin Hagler, aunque nadie me lo crea".


  • "Horacio Acavallo siempre encontrará un callejón de salida para evitar el desastre, ya sea en el ring o en la vida".


  • "El día más feliz de mi vida fue aquél en que ingresé en el Hall de la Fama del boxeo, en Canastota, Nueva York. Esto significa la realización".


  • "El boxeo será lo que será: duro, violento, discutido. Pero es una actividad olímpica y, sobre todo, un gran deporte".

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