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LOS ALMUERZOS DE MIRTHA LEGRAND CUMPLEN HOY 50 AÑOS.

50 AÑOS DE LOS ALMUERZOS DE MIRTHA
LEGRAND.
Almorzando con Mirtha Legrand cumple 50 años en el aire. Todo un récord en la televisión argentina, pero también una marca difícil de igualar en las pantallas internacionales. El programa se mantiene con una vigencia asombrosa, imprimiendo agenda periodística, liderando el rating y convocando a las "figuritas difíciles" que se atreven a contarle a "La Chiqui" lo que no dicen en otros espacios. Es que ella sabe cómo sacarle partido a cada uno de sus comensales estratégicamente invitados, a partir de un notable trabajo de producción previo ( Mirtha estudia rigurosamente la actualidad y la historia de cada entrevistado). Sonrisas y buenos modos mediante, anestesia a su presa y da el zarpazo. Ella sabe qué, cómo y cuándo preguntar. De cada almuerzo se desprenden primicias, titulares rimbombantes, algún que otro escándalo y no pocos ataques de llanto de los que le hablan a la anfitriona a corazón abierto. Ella sabe lo que su audiencia quiere escuchar. Y ese es uno de los grandes secretos de una fórmula que está a un paso de cumplir cinco décadas y que según ella "trae suerte".
Con el sello del Zar
Alejandro Romay fue quien le propuso a Mirtha encabezar un formato inédito en nuestra televisión (¿acaso en la del mundo?): almorzar junto a una docena de invitados, siguiendo el número de los apóstoles. A la diva le pareció una locura. Lo consultó con su marido Daniel Tinayre, quien le dio libertad para tomar la decisión de aceptar o no. "¿Comer en televisión? ¿Entrevistar en cámara mientras se almuerza? ¡Yo no sé hacer eso!", dijo la conductora ante la sorpresa del ofrecimiento.
Todo nació a partir de una visita de la actriz al programa "Sábados de la bondad" de Canal 9 que conducía Héctor Coire. Al finalizar su participación, le comentó a Alejandro Romay, dueño de la emisora, lo atractivo que le resultaba el trabajo del animador: "No hay que estudiar un libreto, se puede ser auténtico". El Zar, ni lerdo ni perezoso, a las 48 horas le propuso debutar como presentadora.
En ese momento, Mirtha era una de las actrices más importantes de nuestro país, con éxitos teatrales y, sobre todo, con una nutrida carrera cinematográfica a cuestas. También había transitado los sets de televisión, pero con trabajos de ficción como "Carola y Carolina", la serie que protagonizó junto a su hermana Silvia.
Con todas las dudas imaginables, y bastante audacia, Mirtha se zambulló en la pileta. El programa se llamó inicialmente "Almorzando con las estrellas" (luego su esposo le propuso a Romay incorporar el nombre de su mujer al título). No fueron ni doce ni apóstoles. En aquel primer convite participaron: Daniel Tinayre, Duilio Marzio, Beatriz Guido, Leopoldo Torre Nilson, Alejandro Romay y Alberto Migré. Fue el 3 de junio de 1968. Ese día se produjo un quiebre en la carrera de la Legrand. Sus legendarios almuerzos no dejaron de ser noticia hasta el día de hoy. Presidentes, artistas, políticos, científicos, médicos, "manosantas", y figuritas de moda desfilaron, y desfilan, una y otra vez.
"Cuando en el primer programa el mozo ofreció pollo, Daniel le dijo: ´a ella le gusta la pechuga´. Ahí me relajé. Me sentí como en casa. Cuando terminó el programa, me fui a tomar el té con amigas. Yo pensé que en una semana me levantaban por falta de audiencia. Pero me llamó Romay esa misma tarde y me dijo que el rating había sido espectacular", recuerda la diva. El público compró el formato. La crítica de esa época, lo destrozó. Con el tiempo, el ciclo fue cosechando éxito y premios. Tal es el reconocimiento que Aptra decidió otorgarle el Martín Fierro de Platino.
Pocos ciclos han llegado a estar tanto tiempo en el aire. Saturday Night Live lleva 42 temporadas en pantalla, pero su staff no se mantiene igual desde el estreno; el Sábado Gigante de Don Francisco alcanzó los 53 años de vida, aunque ya no se emite; lo mismo que el mexicano En familia con Chabelo que llegó a los 47 veranos, y se despidió en 2015. Susana Giménez o ShowMatch ostentan varias décadas de vigencia, pero ninguno iguala el record de la Legrand. Carburando y Telenoche son más longevos, pero no han mantenido a sus mismos conductores al frente. En la televisión actual, los almuerzos son, sin dudas, un caso único de semejante permanencia y con una misma conductora desde su primera emisión. ¿Cómo cambiarla? Mirtha es sinónimo de almuerzos. Mirtha y los almuerzos están indisolublemente ligados.
Potiche
El nombre de una de las últimas piezas teatrales que protagonizó, bien puede definir la estética de las primeras dos décadas del show. La bajada por la escalera (siempre su escenografía se caracterizó por emular elegantes palacetes), la "vueltita" para mostrar la ropa, o la referencia a las "rosas rococó rosadas" como centro de mesa, definieron el estilo de un programa que nació frívolo y que, con los años, fue ganando en espesura. Es que Mirtha cambió. Y ese es el gran secreto de su suceso. A los 90 años, nadie puede hablar de una mujer pretérita. Es la más actualizada de todas, informada como nadie, ubicada en su edad, pero siendo protagonista absoluta del presente. La Legrand evolucionó, y con los años fue adquiriendo cierta impunidad. No tiene filtros. Pregunta lo que la gente quiere saber, y no se amedrenta ante nadie, muy lejos de la ingenuidad de las primeras temporadas marcadas por la trivialidad. Tal es el cambio de Rosa María Martínez Suárez que, en el último febrero hasta se atrevió a desterrar un mito y confesó su edad.
Escándalos
"Almuerzan hoy con la señora Mirtha Legrand.", cuando la voz de la histórica locutora Nelly Trenti abre el segundo bloque del programa, comienza la batalla. Todo puede suceder en el ring de la Chiqui.
"Yo no necesito de vos para tener audiencia, Silvana Suárez", le espetó Mirtha a una indignada ex modelo que se encontraba en batalla judicial por cuestiones matrimoniales. Quien fuera la mujer del periodista Julio Ramos se levantó y se marchó, dejando atónitos al resto de los comensales y a una Mirtha indignada. No se desplanta a la Reina Madre de la Televisión.
La actriz Cecilia Rossetto no se levantó. Pero tuvo ganas. "Sos muy de izquierda, demasiado, demasiado.", le dijo la diva a su invitada, quien consideró triste el comentario y debió aclarar que tenía un marido desaparecido. Al tiempo, Mirtha confesó que la llamó para pedirle disculpas y para saludarla en el día del amigo. Pero la Rossetto no le respondió. Ni volvió a su mesa.
Otro entuerto recordado es la fallida relación que planteó Mirtha, en conversación con el modisto Roberto Piazza, vinculando la adopción de niños varones por parte de parejas homosexuales y un potencial peligro de violación al menor. Un momento de lo más desafortunado.
En una época, el último bloque se realizaba en el living de la escenografía. Cierta vez, el regreso del corte publicitario tomó a Mirtha por sorpresa. Sin saber que estaba al aire, continuó hablando con sus invitados sobre el buen estado físico de Nacha Guevara (no presente en el set). "Está así porque también se opera", dijo la Legrand. Cuando le avisaron que sus dichos se habían multiplicado en vivo, no pudo evitar recriminarle a su equipo, aunque con una sonrisa.
En casi cinco décadas, también hubo anécdotas simpáticas. Metidas de pata inofensivas. A Narciso Ibañez Menta se le incendió una torta de cumpleaños, Ricky Maravilla rodó por las escaleras, Eduardo Duhalde volcó la copa de vino salpicándole un ojo a la dueña de casa, los Midachi hicieron mover de sus lugares a todos los invitados y a la propia anfitriona, Mirtha apuró un corte atragantada ante un menú rebelde y China Zorrilla atendió en vivo su teléfono celular. Pasó de todo ante la mirada atenta de millones de televidentes.
La humanización de una diva
Mirtha grababa, en los extintos estudios de Canal 9 Libertad de la calle Bernardo de Yrigoyen y México, la apertura de su emisión de fin de año, una excepción a la habitual transmisión en vivo del programa. Una toma que mostraba a la diva de perfil, la enojó y mucho. A tal punto que hizo parar la grabación. "De perfil, no. Así no". Los gritos se escucharon a varias cuadras a la redonda. Injustificadamente, las cámaras siguieron grabando a media luz lo que sucedía mientras se reacomodaba el set y Mirtha discutía de mal modo con su marido Daniel Tinayre por las fallas técnicas y los planos que le disgustaban. Esa filmación luego se mostró en el programa de Chiche Gelblung. "¡Hace tres días que estoy grabando y hace tres días que estoy repitiendo...! ¿Se creen que una tiene veinte años? ¡Demasiado esfuerzo hago, carajo, mierda!". Lo que podría haber sido un episodio lapidario, le dio humanidad a la diva. Transcurrido el primer impacto, Mirtha se tomó con humor que esa discusión laboral fuese difundida por los medios. Los buenos modos dieron paso a una mujer de carne y hueso preocupada por lucir bien en pantalla. Este hecho comenzó a mostrar a una Mirtha diferente: capaz de reírse de sí misma y mucho más espontánea.
Duelos
Profesional como nadie, fueron muy pocos sus faltazos al trabajo. Ama lo que hace y no se permite bajar la guardia. Pero, hace pocos años, una operación en su tobillo la inhabilitó para desplazarse. Guerrera y enamorada de su profesión, ni bien pudo, regresó.
Otras ausencias inevitables tuvieron que ver con los fallecimientos de su marido y de su hijo Daniel. Cuando sucedió la primera tragedia, Alejandro Romay tomó la posta, esperando el regreso de la conductora natural del programa. A escasas dos semanas, volvió. Corría 1994, y la diva lloró en público desgarrada ante la muerte de su compañero de toda la vida. Algo similar sucedió luego de la pérdida de su hijo.
La audiencia la acompañó en sus duelos. Y fueron los estudios de televisión, y su público, la mejor cura para atravesar el dolor indescriptible por la muerte de los afectos cercanos.
En familia
Su hija Marcela Tinayre, sus nietos Juana y Nacho Viale, y su hermano José Martínez Suárez participaron, en más de una ocasión, de los almuerzos. En cambio, su hermana gemela Goldie jamás aceptó el convite. En una época, el mito popular decía que Mirtha no quería mostrarse junto a su hermana debido a que Silvia lucía con menos arreglos faciales y delataba la edad de ambas. Leyendas. Mirtha adora a Goldie y no dudó en fotografiarse con ella el pasado 23 de febrero cuando celebraron las nueve décadas de vida.
Su nieta Juana fue quien más accedió a sentarse a la "mesaza". Y llegó a reemplazarla ante una de esas pocas ausencias. Pero los almuerzos sin la Chiqui no son iguales.
Políticamente incorrecta
Casi todos los candidatos presidenciales, y varios presidentes en funciones, han pasado por la mesa. Los políticos le temen a sus preguntas, pero saben que no pueden prescindir de semejante espacio para difundir sus ideas, sus proyectos o defender la gestión en marcha. Cuando Néstor Kirchner era presidente invitó a la diva a El Calafate. Desde allí se emitió el programa ante un paisaje conmovedor. ¡Hasta le regaló un cordero patagónico que la diva no supo cómo cocinar! Junto a su esposa, entonces legisladora, Cristina Fernández, el ex mandatario también visitó el set de la diva. Carlos Menem bailó danzas árabes y Mauricio Macri la invitó a hacer el programa desde la Quinta Presidencial de Olivos. Todo vale a la hora de llegar a la gente. Y la mesa más famosa del país es una plataforma perfecta. Aunque a algunos, la jugada nos les sale tan bien y las preguntas de Mirtha terminan por dejarlos en evidencia y con muy mala digestión.
Censuras y formatos
Más de una vez, los almuerzos incomodaron a los gobiernos de turno y fueron separados de las grillas de programación. Justicialistas, radicales y militares de facto han mostrado su disconformidad con el ciclo.
El programa fue levantado del aire en tiempos de la presidencia de María Estela Martínez de Perón. Y también padeció la censura durante la última dictadura militar. Durante la presidencia de Raúl Alfonsín, Mirtha realizó unas mesas de té para la televisión por cable. El ciclo se emitía desde el Alvear Palace Hotel por la señal de VCC. Con la llegada de Carlos Menem a la Casa Rosada, la diva retornó a la pantalla abierta a través de ATC (Argentina Televisora Color). Pero lo hizo con un ciclo nocturno una vez por semana: "Mirtha para todos", que salía desde el estudio 1 con público en el set.
Al poco tiempo, dado el interés que seguía despertando Mirtha, regresaron los almuerzos por ese mismo canal. Más tarde, Alejandro Romay volvió a llevar el ciclo al 9. América también le dio pantalla al programa. Y, desde hace algunos años, se lo ve por El Trece en su versión dominical, y con el plus de una versión nocturna los sábados. Almuerzos y cenas suelen liderar su franja horaria y, más de una vez, encabezar el rating total del día.
La quisieron imitar. Y eso es imposible. "Almorfando con la Chona" con Haydée Padilla y unos almuerzos efímeros de la mano de Nélida Lobato buscaron emular el suceso. No pudieron.
Durante los veranos, miles de personas colman las escalinatas frente al Hotel Costa Galana de Mar del Plata para ver la Legrand de cerca. Cada enero se renueva ese pacto sagrado con sus fans. Un acuerdo que lleva 49 años de saludable convivencia. Un maridaje único. Record.
"Voy a llegar hasta los 50 años en el aire, y luego me retiro", dijo Mirtha el domingo pasado frente a su mesa. Eso sucedería exactamente dentro de un año. ¿Habrá que creerle?

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