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EL HIJO DE JORGE GUINZBURG ANALIZO A LA TELE ACTUAL.

IAN GUINZBURG.
Porta un apellido ilustre para el mundo del espectáculo argentino. Y lo lleva con orgullo, buscando su lugar en el medio y a punto de estrenar un proyecto para el cual trabajó desde el inicio. Es que Ian Guinzburg (sí, el hijo de Jorge, el recordado humorista, periodista y productor que falleció en 2008), el sábado 8 de abril estrena en El Método Kairos (El Salvador 4530) la obra Sic, de Melissa James Gibson, autora de House of cards. “Es una obra muy premiada en Nueva York, escrita sin ningún signo de puntuación, lo que te da la libertad para hacer lo que quieras”, comenta el actor que protagoniza la pieza junto a Vito Vaudagna y Marcelino Castellani.

“Compré los derechos, hice la traducción, y con un grupo que salió de Timbre 4, la escuela de Claudio Tolcachir, estamos armando todo el proyecto, desde la producción. Se aprende un montón haciendo todo“, dice Ian con entusiasmo. “Mi personaje es Frank, que es gay. La obra transcurre en el interior del departamento de tres vecinos. Son tres treintañeros a los que la vida no les salió como esperaban, y están entre la esperanza y la desesperación“, explica.

–¿Tu camino a futuro lo ves siempre por el lado del humor?

Sí, la comedia siempre tiró. Viví en una casa donde reinaba el humor, así que me crié con eso, y trato de aplicarlo en la vida en general, arriba y afuera del escenario. Soy un jodón, trato de generar buenos climas. En lo laboral me gustaría experimentar todo. Pasear por todo lo lindo que nos dar el arte escénico: tele, teatro, cine. Me encantaría laburar con grandes actores y directores porque de esa manera seguís creciendo. También me gustaría conducir. El año pasado hice radio con Marley y me encantó. Y todavía no seguí los pasos de mi hermana (Malena Guinzburg), aún no estoy haciendo stand up pero quién te dice… Quizás me cuelgo de mi ella (ríe).

–¿Qué similitudes y diferencias tenés con tu papá?

Esto de crear buenos climas de trabajo. Él siempre decía que trataba de crear un club, de generar un lugar de pertenencia que se vuelva placentero a la hora de ir a laburar. Tengo similitudes con él en armar buenos equipos, o en al menos intentarlo. En cuanto a las diferencias… sin dudas la altura y el físico (dice entre carcajadas). Creo que no soy tan calentón como él.

–¿Sos consciente de lo grande que fue tu papá en el medio?

Sí, soy consciente. Sobre todo porque si tengo que presentar el documento en algún lugar todos me preguntan ‘¿sos algo de Jorge?’. Eso me demuestra que era global, de toda la Argentina. La imagen de mi viejo sigue creciendo para mis ojos.

–¿Pesa el apellido o la responsabilidad de representarlo?

La responsabilidad es más de los demás que mía. Igual es mentira si te digo que no pesa un poco el apellido. Pero creo que más le pesa al resto compararnos con él. Yo estoy seguro que cuando mi hermana escribe, lo hace despojada. Cuando yo subo a un escenario, lo hago despojado. El comentario viene de los otros. Para mí es un gran orgullo.

–¿Qué mirada tenés sobre Jorge Ginzburg?

Lo admiro. Sobre todo en estos tiempos en los que el supermercado televisivo tiene dos productos. Creo que mi viejo le aportaba variedad con sus formatos. Falta la mirada o la inventida de él. Quizás hoy los tiempos te apuran más y se vienen todos los turcos que nos invanden. Falta como esa cosa de buscar y pensar un formato original. Mi viejo ha puesto en el medio un sello propio con varios programas como La Noticia Rebelde, Mañanas Informales, La Biblia y el Calefón… Todos me comentan la chispa que tenía él.

La obra, dirigida por Jennifer Aguirre, tendrá 12 funciones todos los sábados de abril, mayo y junio a las 23. 

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