Con la llegada de las fiestas, Sandro dialogó con Radio 10 sobre su actual estado de salud y sobre cómo cambió su relación con la religión desde que está enfermo."Esta enfermedad me la merezco, porque yo me la busqué, por ser un arrogante como todos los tipos que fuman", sentenció, para agregar que su "frase de cabecera" en sus años de juventud era "no, a mí no me va a pasar nada".Con respecto a su relación con Dios y la religión, dijo: "Aquí estoy, entre la vida y la muerte, y en manos de Él. Cómo le voy yo a reprochar algo (…) Qué otra cosa no puedo hacer que agradecerle".En ese sentido, llamó a festejar la Navidad como lo que es, una fecha religiosa. "El nacimiento de su hijo tiene que ser un gozo precioso para el corazón, para el alma, y no para el pavo y salir a tirar cañitas y cohetes. Fin de año sí, está bárbaro, pero esto es otra cosa y la gente no comprende nada", afirmó.Su estado de salud continúa delicado, a la espera de un doble transplante de pulmón y corazón. "Aunque sea un pechito de rana, mandame y un corazón de pollo, pero algo, para seguir molestando", bromeó.
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